Película de 2018 dirigida por Brad Furman. A finales de los años 90 se produjeron los asesinatos de dos raperos que estaban enfrentados entre sí y, dos décadas después, los casos siguen abiertos. Un periodista quiere escribir un artículo con ocasión de los 20 años y contacta con el detective que llevó uno de los casos en la ciudad de Los Ángeles. Lo que descubrirá no tiene nada que ver con lo que creía hasta ese momento.
Adaptación de la novela LAbyrinth de Randall Sullivan sobre los asesinatos de los raperos B.I.G en Los Angeles y Tupac Shakur en Las Vegas, centrándose en el primero con el investigador del caso Russell Poole. Se destapa parcialmente la corrupción que imperaba en el cuerpo de policía de esa ciudad y cómo los intereses eran tan grandes que dominaban cualquier poder imaginable. Es una caso muy interesante a la vez que triste y decepcionante, algo denso y que por ello puede ser confuso. Furman se esfuerza por mantener al espectador atento y al corriente de la situación, lo cual consigue bastante bien a pesar de su dificultad. Pierde algo de ritmo a veces y también algo de foco, pero en general mantiene bien la tensión. Cuenta con una gran pareja protagonista con Johnny Depp y Forest Whitaker, ambos sólidos en sus papeles. Va saltando en el tiempo y todo lo dedicado al momento actual le quita atención al principal, aunque así destaca el impacto del caso.
Interesante