Película de 2019 dirigida por Taika Waititi. En la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial un niño de 10 años vive con su madre tras un accidente en los entrenamientos de campos militares para niños. Es un enfervorizado nazi que tiene como amigo invisible al mismísimo Hitler y que absorbe como verdades todos los disparates y mentiras del régimen. Un día descubre con espanto que su madre tiene escondida a una niña judía en su casa, lo que pondrá patas arriba su vida.
Adaptación de la novela Caging skies de Christine Leunens sobre un niño de 10 años de las juventudes hitlerianas y fanático del régimen que hace un descubrimiento que hará que nada siga siendo igual. La trama de fondo es bonita y con la dureza de la tragedia que supuso este régimen y la propia guerra. Pero tiene la originalidad de darle una perspectiva cómica en dos sentidos: realizar una sátira del esperpento social y político que se vivía, y tener como protagonista a un niño muy inocente que tiene como amigo invisible a una versión de Hitler muy particular. Y Waititi lo hace con enorme habilidad al no restar la carga de realismo que tiene y que la crítica que subyace no aligere un ápice. Tanto es así que se puede ver con la familia e ir introduciendo a los peques en un capítulo de la historia avergonzante y trágica. Tiene una buena dirección artística y un reparto que funciona muy bien en el que destaca el pequeño Roman Griffin Davis con una gran actuación, además del estupendo Sam Rockwell como secundario de lujo, y Scarlet Johansson y el propio Waititi. Sin duda que es una nueva visión fresca y divertida sobre esa época tan oscura.
Buena