Película de 2017 dirigida por Luc Besson. En un futuro lejano el hombre vive en el espacio y en la principal estación espacial coinciden numerosas especies alienígenas. Todo va bien hasta que en el centro de la enorme estación aparece un mal desconocido y muy amenazante. Dos agentes especiales investigan el asunto para buscar una solución.
Besson dirige la producción más cara de la historia del cine europeo por el mundo espacial y virtual que recrea. El aspecto visual de la película es espectacular con estupendos efectos especiales y una gran creatividad por parte de todo el equipo artístico y técnico. La trama también es interesante y capta la atención del espectador. Pero el aspecto más flojo es el reparto, especialmente su pareja protagonista, Dane DeHaan y Cara Delevingne, que ni son creíbles en sus respectivos papeles ni tienen química entre ellos. Además de su poca acertada actuación, son excesivamente jóvenes para los personajes que interpretan, lo cual parece un error excesivo. Igualmente ocurre con la presencia de Rihanna que sólo tiene una escena y es innecesaria. Por contra cuenta con dos ya veteranos actores que apenas se aprovechan: Clive Owen y Ethan Hawke. Estos errores minan el resultado final y hacen que no vaya más allá del típico cine palomitero poco creíble a pesar de las cualidades que tiene.
Irregular.
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