Tras el éxito de la cinta original Stallone quiso seguir exprimiendo su idea y rodó una primera secuela tras recabar los frutos de la anterior. Repite la fórmula totalmente: casi todo el tiempo lo dedica a contar la historia del nuevo fracaso de Rocky al querer alejarse del cuadrilátero hasta que acaba aceptando el reto, entrena duro y combate con Creed. Pero todo ello sin el acierto de la primera y sin contar nada nuevo ni interesante. Hasta las interpretaciones son mucho más pobres que en la ocasión anterior, hasta la del veterano Burgess Meredith que, aún así, es la más respetable. Se nota mucho la mano inexperta y de poco talento de Stallone tras la cámara y afecta al resultado global de forma notable. La pelea final es mucho más pobre y poco creíble que en la primera, aunque también sea efectista.
Mediocre.
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