Segunda entrega de la saga realizada por el mismo equipo (sin Leitch) y manteniendo el mismo estilo, incluso yendo más allá, como si el éxito de la primera hubiera ratificado el camino a seguir. Es igualmente trepidante, con mucha acción y mucha violencia, y resaltando aún más ese submundo criminal "civilizado! y que obedece a unas estrictas reglas. La acción se divide entre Roma y los EE.UU., por lo que se encuentran escenarios espectaculares para las matanzas que muestra. No sorprende como la original pero sí mantiene esa buena realización, efectos especiales, etc., que la hacen destacar en el género. Vuelve a encabezarla Keanu Reeves y se incluye a Laurence Fishburne, pareja emblemática en el cine moderno.
Interesante.
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