Película de 1987 dirigida por Steven Spielberg. Ya empezada la II Guerra Mundial en Shanghai se vive aún con cierta normalidad, estando la ciudad dominada por los británicos. Pero a finales de 1941 los japoneses se apoderan de ella y llevan a los extranjeros a campos de prisioneros. Un niño británico se separa de sus padres justo en la ocupación de la ciudad y debe afrontar solo el terror de la guerra.
Adaptación de la novela homónima de J.G. Ballard que es parcialmente autobiográfica (al igual que el protagonista de la historia, este autor nació en ese Shanghai que describe y estuvo un par de años en un campo japonés). Spielberg venía de arrasar en taquilla con sus famosas películas y se adentró en terreno dramático con su cinta anterior, El color púrpura, y continuó con esta historia que cuenta el horror de la guerra en un lado poco habitual en Hollywood, el asiático. Tiene una espectacular dirección artística, una bella fotografía de Allen Daviau, unas buenas interpretaciones, una historia sensible, etc. Pero en determinados momentos le falta algo de profundidad y en otros le sobra, incluso haciendo que la cinta se vaya innecesariamente a las dos horas y media. Aunque tiene momentos emotivos, no consigue enganchar al espectador ni que empatice al nivel de otras cintas de este director, siendo esto su mayor debilidad. Llama la atención la actuación del niño protagonista, Christian Bale, haciendo un sorprendente debut en la gran pantalla y habiendo sido elegido entre unos 4.000 niños que optaron al papel. Le acompañan John Malkovich, Miranda Richardson, Joe Pantoliano, etc. En conjunto, está muy bien hecha y es muy interesante pero no tiene la magia para hacerla inolvidable.
Buena.
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