Película de 1999 dirigida por Michael Apted. Un lord inglés amigo de M muere en unas circunstancias ligadas al propio MI6, por lo que hasta el propio James Bond se siente responsable. Enseguida piensan que su hija Elektra puede estar en peligro al heredar el imperio petrolero del padre, y no están equivocados. Un desquiciado criminal está preparando un gigantesco atentado y tiene a la chica en el punto de mira.
Nueva entrega de la saga Bond, la número 17, protagonizada otra vez por Pierce Brosnan, con un par de chicas como Sophie Marceau y Denise Richards, y de enemigo a Robert Carlyle. Los productores fichan a un director con prestigio en esta ocasión para impulsar la saga pero no cumple las expectativas. El suspense disminuye aún más y se deja todo a los "fuegos artificiales", con muchas explosiones y tiroteos, efectos especiales y acción. Incluso los personajes se hacen más planos y absurdos que nunca, por lo que Apted no consigue darle ningún giro positivo a la serie. La trama es elemental y los personajes superficiales, quedando la película como una sucesión de escenas de acción y algunos chistes malos.
Floja.
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