jueves, 28 de agosto de 2025

El espía que surgió del frío

 


Película de 1965 dirigida por Martin Ritt. En plena Guerra Fría un agente británico fracasa en el intento de traer a Berlín Oeste a un espía soviético en el último momento y esto le lleva de vuelta a Londres. La agencia británica ve la oportunidad de hacerle pasar por un repudiado para ver si los enemigos intentan captarlo para darles información y así utilizarlo para una misión especial: desacreditar al jefe del espionaje soviético.

Primera adaptación de una novela del gran John Le Carré basada en el libro homónimo y que sorprendió al mostrar al mundo del espionaje de una forma muy distinta a como lo hacían otras películas de éxito del momento como la saga Bond. En este caso y gracias a la propia experiencia del autor, se muestra esta función del espionaje como una enorme partida de ajedrez donde los jugadores tienen que vencer al oponente mediante estrategias e intentando averiguar las que sigue el otro, no dudando en sacrificar piezas con tal de conseguir el objetivo final: ganar. Es una cinta donde el centro de gravedad es esa estrategia, no la acción, los ingeniosos inventos que funcionan como armas o el irresistible atractivo de los espías, sino sólo el juego del engaño para  vencer al contrario. Tiene un inicio atractivo para luego pasar a una parte central lenta, donde se mueven las piezas del tablero sin que se vean las intenciones, para luego ir al último cuarto donde se desvela todo. Y aquí es donde el espectador se queda atónito pues no es nada predecible y se queda reflexionando en lo que ha pasado. Una gran historia bien adaptada, llevada a la pantalla de forma tan austera como la propia trama, y con un estupendo protagonista: Richard Burton

Buena


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