Película de 1979 dirigida por James Bridges. Unos periodistas van a hacer un reportaje dentro de una central nuclear en California cuando son testigos de un evento que no entienden pero saben que es de suma gravedad. Sin embargo, la empresa propietaria y los responsables de la planta restan importancia e incluso la investigación oficial concluye que no pasó nada. Pero los periodistas siguen investigando y aprovechan que el supervisor que estaba presente también le inquieta una vibración que sintió.
Interesante película que pone de relieve varios puntos como el potencial impacto de un accidente nuclear, las extremas medidas de seguridad que tienen desde el propio diseño y algunos de los atajos que pueden usar algunas malas corporaciones para ahorrar dinero aunque sea a costa de la seguridad de todos. La historia está bien planteada y va aumentando el suspense y la tensión poco a poco hasta alcanzar un grado muy alto, sin llegar a caer por ello en melodramas fáciles o previsibles. El guion es sólido y tiene aspectos complicados como simplificar algunos aspectos del funcionamiento de la planta y su seguridad para que lo entienda el espectador pero sin llegar a banalizarlos. Tiene un estupendo reparto con el legendario Jack Lemmon con otra gran interpretación y los jóvenes Jane Fonda y Michael Douglas, este último también como productor. La cinta captó un gran interés poco después de su estreno porque a las dos semanas hubo un accidente nuclear en Pensilvania (también se adelantó a la tragedia de Chernobyl por unos pocos años).
Muy buena.
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