Película de 2019 dirigida por Brian Kirk. Un noche en Manhattan 8 policías mueren cuando van a detener a unos asaltantes de un local, lo que hace movilizar a todas las fuerzas de la ciudad e incluso cierran todos los puentes de la isla para evitar que los criminales huyan. Al frente de la investigación ponen a un detective que es famoso por ser de gatillo fácil y matar en vez de detener, lo cual satisface a los compañeros de los asesinados que buscan venganza. Pero el caso es más complicado de lo que parece y pronto el detective empieza a ver incongruencias extrañas.
Interesante thriller que tiene ingredientes ya muy trillados (asaltos, corrupción, investigación policial...) pero que Kirk consigue darle un toque de calidad por encima de la media. Tiene a la ciudad de Manhattan como escenario de la trama y en él se desarrolla toda la acción e intriga a dosis iguales. Cuenta con un reparto bueno con el protagonismo para el tristemente fallecido Chadwick Boseman y con secundarios como Sienna Miller y J.K. Simmons entre otros, que le dan suficiente credibilidad a la historia. Engancha enseguida al espectador con alguna secuencia de acción bien rodada, muy llamativa por lo directa y espartana de su estilo, y luego lo mantiene así por la intriga de la investigación que va soltando poco a poco las pistas del caso. Tampoco alarga innecesariamente la duración y se ciñe a lo necesario para contarlo todo, que no es simple pero tampoco lo complica demasiado.
Buena
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