Película de 2019 dirigida por Agnieszka Holland. Un joven galés en los años 30 trabaja como asesor de política exterior para un reconocido político británico que salta a la fama porque consigue entrevistar a Hitler en un vuelo. Esto le hace temer lo peor de los nazis e intenta advertirlo pero sin éxito. Su nuevo objetivo es ir a la URSS a entrevistar a Stalin. Consigue el viaje y decide ir a visitar una zona de Ucrania donde vivió su madre, coincidiendo que sigue la pista de que algo sucede en aquella zona y que fue el motivo del asesinato de otro periodista extranjero en Moscú.
Cinta polaca que cuenta la historia real del periodista británico Gareth Jones quien fue el primer occidental en denunciar públicamente la hambruna que estaba provocando el régimen comunista de Stalin en Ucrania (Holodomor) a primeros de los años 30 con el doble objetivo de aniquilar la resistencia que había en el país y financiar a su régimen. Murieron muchos millones de personas e hizo pasar un infierno al resto que llegó a alimentarse de hierba, cortezas de árboles y hasta llegaron al canibalismo de los ya fallecidos. Esta historia no tan conocida como el Holocausto judío pero con similares o mayores consecuencias es lo que denuncia Holland. Sin duda que la historia es impactante y suficiente para atrapar a muchos espectadores, pero la solidez y calidad de la misma dejan que desear. No consigue hacer que el protagonista tenga el peso y carácter que se merece. También mezcla algunas escenas y momentos no tan relevantes pero que quitan algo de atención sobre la trama principal. Aún así, la recreación de la época está a buen nivel y las interpretaciones tampoco están mal, con el papel principal para James Norton que desaprovecha la ocasión para lucirse más.
Historia que hiela la sangre pero no realizada con la brillantez adecuada.
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