Película de 1961 dirigida por Michael Anderson. Un ejecutivo de ventas denuncia a un compañero por el asesinato del director de su sucursal de viajes y el robo de una suma muy elevada de dinero, siendo luego clave su testimonio en el juicio para que le condenen. Tras el juicio da un cambio radical a su vida porque dice haber tenido suerte con unas inversiones arriesgadas, por lo que se convierte en un hombre muy rico. Años después su esposa empieza a sospechar que él fue el verdadero asesino para quedarse con el dinero y mandó a la cárcel a un pobre desgraciado.
Adaptación de la novela homónima de Max Ehrlich que es recordada por ser la última que rodó su protagonista, el enorme Gary Cooper. Y junto a él otra galáctica como Deborah Kerr, por lo que ya tiene suficiente atractivo para cualquier cinéfilo a pesar de que no esté entre sus mejores trabajos. Es una trama de misterio con una buena idea de fondo aunque el desarrollo no llega a explotar todo el potencial. De una forma interesante se disparan las sospechas de la esposa pero luego no es tan original ni efectivo el modo en que comienza a indagar y se acrecientan, con algunas lagunas que hacen mella en el resultado. No obstante, la atmósfera, la música y las interpretaciones consiguen intrigar al espectador y hacerle pasar un buen rato.
Interesante
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