Película de 1947 dirigida por Henry Koster. Un obispo está muy centrado en la recaudación de fondos para construir una nueva catedral que pide ayuda a Dios para ello, y responde mandando a un ángel. El obispo está tan enfocado a esta tarea que viene dejando de lado todo lo demás, incluso su esposa e hija. El ángel ha venido a ayudar al obispo pero no como él espera.
Adaptación de la novela homónima de Robert Nathan sobre una bonita fábula sobre las cosas verdaderamente importantes, tanto a Dios como entre nosotros. Tiene un guion delicioso de varios talentos inigualables como Charles Brackett y Billy Wilder, con momentos brillantes y deliciosos donde los silencios son a veces más significativos que las palabras. Koster aprovecha bien el guion y el trío protagonista con leyendas como Cary Grant, David Niven y Loretta Young, además de los estupendos secundarios, para que las miradas y los gestos sean casi de lo mejor de la película. Las muecas de sus caras, los movimientos de las manos y los cuerpos, entre otros, tienen mucho significado. La historia es romántica y con un mensaje tan sencillo como trascendental, además de simpática y hasta divertida. De las mejores historias navideñas y, posiblemente, menos conocidas.
Buena
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