Obra maestra de
1996 dirigida por
Anthony Minghella. A un hospital de campaña en la II Guerra Mundial en Italia llega un hombre completamente quemado. En un traslado una enfermera ve su sufrimiento por los contínuos vaivenes del camión y decide quedarse en un derruido monasterio con él para pasar sus últimas horas. Allí el desconocido empieza a desvelar su pequeña historia cuando la enfermera empieza a leerle el libro que lleva consigo.
Minghella puso el alma en esta adaptación de la novela homónima de
Michael Ondaatje, lo cual promovió que todos los participantes, además de ser grandes artistas en su terreno, estuvieran inspirados e hicieran una obra redonda convertida ya en todo un clásico. El propio director se encargó del guión, adaptado estupendapente la novela y estructurando la narración con flashbacks perfectamente medidos y secuenciados. Este es un aspecto importante y que da relieve al trabajo de edición realizado, muy bueno. La banda sonora de
Gabriel Yared es extraordinaria, con piezas preciosas que ponen la guinda a las inolvidables escenas que nos deja la cinta. Igualmente es brillante la fotografía de
John Seale, con algunas imágenes que ya son parte de la Historia de este arte. El reparto también está a la altura de todos estos apartados, con un genial
Ralph Fiennes que transmite como pocas veces hemos visto un dolor tan desgarrador como el que sufre, así como sus miradas intensas. Le acompañan grandes actores con espléndidas interpretaciones:
Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Colin Firth, etc. El resto de aspectos son de tanta calidad como los comentados: dirección artística, vestuario,...
Imprescindible.
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