Película de 1965 dirigida por Richard Quine. Un joven disfruta de la vida de soltero gracias al éxito que cosecha como dibujante de tiras cómicas y con las mujeres. Pero una mañana se despierta casado tras una noche de juerga con los amigos, por lo que trata de divorciarse urgentemente. Pero la chica ni habla el idioma ni tiene interés en separarse, haciendo la vida cada vez más complicada al joven. Por ello, empezará a buscar la manera de deshacerse de ella.
Comedia que hoy día sería muy atrevida de realizar al retratar al matrimonio como una trampa sin salida que las mujeres tienden a los hombres (no trata de transmitir ningún dogma, sólo reírse de algunos tópicos aplicando una ingeniosa ironía) . Bajo esa perspectiva tiene varios momentos graciosos apoyados por el lado cómico de su protagonista que es el alma de la cinta, el gran Jack Lemmon. Es como una especie de cómic que caricaturiza el matrimonio y, especialmente, a los hombre y sus grandes tópicos. El tiempo va haciendo mella y es claro que no está envejeciendo bien, pero todavía logra hacer reír y entretener al espectador.
Simpática.
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