Película de 1950 dirigida por John Farrow. Un médico vive entregado a su trabajo y tiene relación con una de sus enfermeras cuando una noche atiende en urgencias a una joven por un intento de suicidio. Enseguida siente una atracción por la chica y acude a la cita que le propone para explicarle lo ocurrido, empezando una relación que, en poco tiempo, le lleva a decidir casarse con ella. Pero cuando va a pedirle la mano a su padre se encuentra con una sorpresa que deriva en una situación muy comprometida.
Modesta cinta de cine negro con la clásica mujer fatal que arrastra a un honesto médico por un camino de terribles consecuencias. La trama está bastante bien pero su desarrollo se ve hoy en día muy simplista y hasta inocente. Para colmo, el doblaje al español es horroroso por lo que es recomendable ver la versión original. Tiene como estrella al gran Robert Mitchum en un papel que casi repetiría más adelante y, aunque en esta ocasión no brilla tanto su trabajo, llena como casi nadie la pantalla. La pareja es una poco conocida y casi novata Faith Domergue que muestra sus limitaciones (se dice que la intentaba promocionar Howard Hughes por la relación que mantenía), y tiene una pequeña aparición otra leyenda del cine como Claude Rains. El resultado es una película básicamente de intriga con unos personajes interesantes, una buena trama pero que no llega a lograr la tensión que parece buscar en el espectador.
Poco conocida e interesante.
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