Película de 1981 dirigida por Hugh Hudson. En los comienzos de los años 20 Gran Bretaña contaba con grandes atletas entre los que destacaban dos velocistas: un estudiante de Cambridge y un ferviente religioso escocés. Tiene dos caracteres muy distintos y entre ellos surge una gran rivalidad por ser el más rápido del país, pero se unen bajo la misma bandera para competir en los juegos olímpicos de 1924 en París, teniendo como reto superar a los campeones norteamericanos.
Magnífica cinta basada en hechos reales sobre dos estupendos atletas ingleses que compitieron en las olimpiadas de 1924. Una de las claves es el excelente guión de Colin Welland, con una trama real interesante pero explotando magníficamente a los distintos personajes que aparecen, especialmente los dos protagonistas. Hacen que la historia que cuenta cobre mucha fuerza y atrape el interés del espectador, involucrándolo en las distintas dudas y pasiones de los atletas. Recrea con cuidado la época, con magníficos vestuario, dirección artística y maquillaje, trasladando con credibilidad la acción a ese período. El reparto es sólido aunque no cuenta con estrellas del momento, destacando a Ian Holm, Ben Cross y Ian Charleson. Pero, a pesar de la enorme calidad de los aspectos comentados lo que más repercusión tuvo es la excelente banda sonora de Vangelis. En conjunto es una gran obra para disfrutar en familia, la mejor cinta de este director.
Muy buena.
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