Película de 2018 dirigida por Genndy Tartakovsky. La vida sigue con la familia Drácula y sus amigos regentando el hotel pero la hija se da cuenta que su padre está algo deprimido y organiza unas vacaciones para todos. Elige un crucero sin saber que lo que realmente le ocurre a su padre es que echa de menos el amor y no sospecha que en el barco podría encontrarlo. Mientras tanto, su archienemigo, Van Helsing, le encuentra e intentará acabar definitivamente con el legendario vampiro.
Tercera entrega de la saga que sigue dirigiendo (y escribiendo) Tartakovsky, mejorando la anterior pero sin llegar a igualar a la original. Visual y técnicamente está a un gran nivel, es muy atractiva tanto en los diseños de los personajes como en los escenarios y toda la acción. Y aunque tiene ocurrencias muy divertidas la historia es bastante sosa. Repite la idea de los gags una y otra vez, lo cual no afecta mucho a la satisfacción de los más peques pero sí a la de los adultos. La trama no está mal del todo pero su desarrollo sí es poco ingenioso y sólo se salvan algunas escenas y momentos divertidos, aunque los niños sí la disfrutan sin problemas.
Bien realizada pero repetitiva.
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