Película de 2021 dirigida por Kenneth Branagh. A finales de los años 60 una familia de clase trabajadora protestante vive en un barrio que se ve empañado por la violencia. Es una zona protestante pero hay varias familias católicas que residen también, y algunos radicales descerebrados quieren expulsarlos. El pequeño de la familia es un niño de nueve años que ve cómo la situación les afecta directamente y ve con preocupación el desarrollo de los acontecimientos.
Cinta con tintes autobiográficos del gran Branagh que escribe esta historia que sirve para rendir homenaje a la mayoría de ciudadanos honestos y pacíficos de esta ciudad que vivieron durante décadas el horror de una violencia sin sentido y conducida por el odio. Como reza al final, está dedicada a los que se quedaron, a los que decidieron marchar y a los que murieron. Tras muchos años aún hoy en día se puede sentir la tensión que se vive en esa ciudad, por lo que es difícil imaginar lo que era entonces. Branagh recoge el drama de una familia, desde el niño pequeño a los abuelos, que sufre las consecuencias de la violencia por los disturbios en su propia calle pero también por el desempleo de toda la región, y cómo se tienen que plantear el futuro. Como en la propia vida, tiene momentos de humor al ver las cosas desde la perspectiva del pequeño y otros momentos más dramáticos, pero lo que engloba todo no es resentimiento o tragedia sino amor y nostalgia. Tiene un guion muy sólido por su sensibilidad al abordar la situación desde la perspectiva más cotidiana y natural, y una fotografía en blanco y negro excelente de Haris Zambarloukos. La banda sonora es de un gran músico de esta misma ciudad, Van Morrison, que utiliza mayoritariamente títulos de su carrera aunque también alguno nuevo. También aprovecha el director para dar su reconocimiento a algunos clásicos del cine imprescindibles.
Buena y bonita.
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