Película de 1986 dirigida por Robert Mandel. Un especialista de efectos especiales para películas recibe la visita inesperada de unos agentes del Departamento de Justicia para pedirle ayuda. Están protegiendo a un testigo muy importante para un juicio contra la mafia y temen que no llegue con vida al mismo. Su plan perfecto es simular su asesinato para que dejen de perseguirle, y le piden que les ayude a simularlo. Aunque es reticente al inicio acaba haciéndolo sin imaginar lo que ello supondrá.
Exitosa película que tiene como protagonista a un "mago" de los efectos especiales que hace maravillas para las películas donde trabaja en una época donde este oficio empezaba a ser un aspecto clave y hasta diferenciados en muchas cintas. Esto atrae la atención y la multiplica al mezclarla en un asunto que mezcla investigación policial y corrupción. La trama funciona bien y el desarrollo se hace con un ritmo adecuado, desgranando poco a poco la historia y con dosis de acción suficientes. El protagonista, Bryan Brown, está bastante metido y da credibilidad a su drama. También cuenta con algunos secundarios de altura como Brian Dennehy, Mason Adams y Jerry Orbach entre otros.
Interesante.
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