Película de 1972 dirigida por Michael Ritchie. El partido demócrata busca un candidato a senador en California aunque sea para una derrota segura ante la reelección del actual representante que pertenece al partido republicano. Se fijan en un joven abogado conocido por ser hijo de un antiguo gobernador, y dado que esperan la derrota le dejan tomar posición de muchos temas.
Interesante mirada al mundo de la política de hace 50 años que representa una dura crítica de su funcionamiento, estando centrada en una campaña al Senado de los EE.UU. Lo peor es que en estas décadas sólo se ha ido a mucho peor en todas las partes del mundo, por lo que hoy se llega a ver bastante inocente. La trama es buena y hace ver la farsa que suponen estas campañas, además del único interés de los políticos. Tiene un buen guion que aprovecha los diálogos y, especialmente, los silencios. Cuenta con un protagonista de lujo como Robert Redford que está fenomenal, justo en su época dorada, y con un secundario de altura como Peter Boyle. Ritchie centra mucho el tiro y no se distrae, dejando que Redford lleve todo el peso del drama, y no duda en evitar alargarla innecesariamente para lanzar sólo su mensaje. Posiblemente fuera atrevida en su día pero, al menos, hoy se ve como demasiado prudente ante ese teatrillo que es la política.
Buena
No hay comentarios:
Publicar un comentario