Película de 1965 dirigida por Richard Quine. Stanley Ford es un exitoso dibujante de cómics y conocido solterón que vive sólo con su mayordomo un estilo de vida que es la envidia de muchos hombres casados. Tiene éxito con las mujeres y no parece terminar nunca su diversión. Pero, tras una noche alocada, se despierta junto a una joven italiana con la que se ha casado.
Simpática comedia sobre el matrimonio desde una óptica de la época y que hoy sería impensable. La película gravita su protagonista y al contar con el gran Jack Lemmon hace que el resultado valga la pena. El actor está en su mayor momento de esplendor poco después de haber rodado algunas de sus mejores obras con el maestro Wilder. En esta ocasión no se llega a ese nivel ni mucho menos pero sí está bien lograda gracias a la mezcla de personajes contrapuestos y la estupenda actuación de su protagonista. El guion funciona bien pero sin duda que podía haber sacado mucho más provecho a ese filón de la lucha de sexos y esa visión tan exagerada del matrimonio por parte de ambos.
Simpática
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