Película de 2011 dirigida por Gary McKendry. Un jeque árabe de Omán contrata a un mercenario para vengar a sus tres hijos que murieron en la guerra de la mano de tres soldados del SAS británico. El mercenario acaba aceptando no por el dinero sino porque tiene a su mejor amigo prisionero. Junta a otros asesinos para eliminar a los soldados pero pronto descubre que hay otro equipo de élite tras ellos en lo que parece un juego mortal en el que no puede confiar en nadie.
Adaptación de la novela The feather men del ex-soldado, aventurero y escritor británico Ranulph Fiennes. Justamente fue miembro del SAS, en el servicio de contrainsurgencia, destinado en Omán cuando hubo algunas revueltas apoyadas por su vecino del Yemen. Justamente, de esta experiencia sale la trama para la película. McKendry le da más importancia a la acción que a la motivación para la misma, por lo que queda coja y no alcanza el potencial que tiene. Tiene numerosas escenas de acción y cuenta con un grupo de actores amplio y experimentado que la lleva a cabo bien, teniendo a la cabeza del reparto a Jason Statham y Clive Owen. Pero el desarrollo de la historia es irregular y no se arma correctamente ni se entiende bien los distintos grupos y causas que aparecen. Los aficionados al género pueden disfrutar de muchas escenas pero sin darle sentido al todo, lo cual es una oportunidad perdida. Aparece como secundario Robert de Niro para darle caché y se agradece pero tampoco cambia nada.
Cine palomitero.
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