Película de 1977 dirigida por el gran George Roy Hill. En equipo de hockey sobre hielo vive una racha muy mala en una ciudad que pasa por una crisis enorme, por lo que todo se une para que decidan cerrarlo al final de la temporada. Su entrenador y veterano jugador quiere intentar lo imposible por mantenerse, y ve que la violencia en la pista atrae los espectadores y provoca una desconcentración en los rivales que les facilita la victoria, por lo que no duda en adoptar esa estrategia.
Divertida, desenfadada y valiente mirada al mundo del deporte y lo que le rodea, en general y en los EE.UU. en particular. Hill vuelve a contar con uno de sus actores fetiche, Paul Newman, para asegurar una solidez y un atractivo comercial a una historia arriesgada. Esto es ya suficiente motivo para verla porque, además, está a buen nivel, completamente entregado a su papel y muy convincente. El guion tiene momentos muy divertidos y rebosa el sarcasmo para desnudar y caricaturizar lo que sucede en muchos deportes que han acabado siendo un mero espectáculo y que, en algunos casos, se acercan más a un circo romano que otro tipo de espíritu. Su lado más débil es que esa crítica no aguanta bien todo un metraje, por lo que es muy difícil sostener el tono e interés. Tuvo éxito y le siguieron dos secuelas que nada tienen que ver con la original.
Divertida.
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