Película de 1968 dirigida por Eric Till. Un estafador sale de la cárcel en Londres y enseguida trabaja en su siguiente trabajo. Aprovechando el auge de las computadoras en las empresas y la delegación que hacen las mismas en estas máquinas para todo, decide hacerse programador especialista para entrar en una gran corporación y derivar pagos a cuentas personales en varios países.
Simpática cinta escrita por su protagonista, Peter Ustinov, sobre un estafador que aprovecha la gran innovación que fueron las computadoras en las empresas (¡hace casi 60 años!) para estafarlas al introducir órdenes de pago que luego ya no se comprobaban. Tiene el encanto de los rodajes de la época, con más inocencia que picardía a pesar que el tema se centra en esto último, y con un trío protagonista de gran altura con Maggie Smith y Karl Malden además de Ustinov. Tiene una gran debilidad en la historia y es la excesiva inocencia, por no decir estupidez, de las víctimas del timador, utilizándola para destacar la brillantez del criminal, en vez de trabajar más esto último y que destacara por sí mismo. Es decir, se ve la historia como absolutamente inverosímil y se pretende que el golpe parezca un juego de niños. Tampoco está bien trabajado el papel de Smith que podría haber dado para mucho más. Aún así, tiene cierto encanto y es un lujo ver este nivel de actores, aunque no cubre las expectativas que genera.
Oportunidad desaprovechada.

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