Película de 1975 dirigida por el maestro Akira Kurusawa. Un capitán del ejército ruso con un pequeño destacamento recorren la taiga siberiana haciendo prospecciones geológicas. En una misión se encuentran con un cazador local, Dersu Uzala, un nómada que vive totalmente integrado en la naturaleza. Su sensillez y su sabiduría captan la atención del capitán y van estrechando su relación hasta que se despiden semanas más tarde. Pero en otra misión posterior vuelven a encontrarse.
Adaptación de la novela homónima de Vladimir Arseniev que fue un explorador y cartógrafo ruso que durante sus trabajos conoció al cazador que da nombre a su libro, que fue adaptado dos veces al cine y consiguió un gran éxito en su tiempo. En esta ocasión Kurusawa lo lleva a la gran pantalla como una defensa de la naturaleza, de las personas y las relaciones honestas que surgen entre éstas. Es una historia sencilla pero bonita, donde el entorno juega un papel protagonista y pretende que el espectador se sumerja en él. Muestra que la sabiduría puede venir de la observación, de la experiencia y mucho más, y que así se aprende el respeto por uno mismo y por lo que le rodea, no habiendo seres inferiores o despreciables. Hay una enseñanza y una belleza profunda en esta cinta que debería ser apreciada por todos, siendo imprescindible un visionado atento y real. Las bellas localizaciones se resaltan con estupendas panorámicas y una buena fotografía. También funciona el reparto, especialmente Maksim Munzuk, el veterano actor ruso que encarna al cazador.
Imprescindible
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