Película de 1967 dirigida por Stanley Kramer. Una joven regresa a su casa de forma inesperada tras una estancia en Hawaii para sorprender a sus padres con la noticia de su boda que, además, es con un hombre de color que conoce de un par de semanas. Aunque los padres no son nada racistas se quedan estupefactos y más cuando el hombre les pide que se pronuncien ese mismo día sobre sus posibles objeciones porque, de tenerlas, tiene decidido no casarse con ella. La chica invita también a sus futuros suegros a cenar y se encuentra con que reaccionan de forma parecida.
Excelente clásico de la mítica pareja Katherine Hepburn y Spencer Tracy en la que supuso su último trabajo juntos puesto que él murió poco después de terminar el rodaje. Es una película valiente que trata el tema del racismo con una sensibilidad enorme, con mucho sentido del humor y, sobre todo, muy romántica. Kramer rueda de forma inteligente sabiendo que tiene un espléndido guión de Frank DeVol y unos actores gigantes, de forma que "sólo" tiene que dejar que se exhiban. Y lo hacen, pues la veterana pareja está inconmensurable con un recital de interpretaciones brillante, siendo capaces de emocionar al espectador sin caer en la sobreactuación. Además, les acompañan otros actores que quedan algo en la sombra pero que resisten el reto de compartir la pantalla con estas leyendas, como el magnífico Sidney Poitier y Cecil Kellaway. Tiene algunos momentos inmortales como el monólogo final de Tracy, muestra de la calidad del guión.
Imprescindible
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