Película de 1993 dirigida por Chris Columbus. Un matrimonio pasa por una crisis y ella decide divorciarse porque no soporta la irresponsabilidad de él, que sólo piensa en jugar con los hijos. El juez le da la custodia a ella y cuando el exmarido se entera que busca una señora para cuidar a los niños decide disfrazarse para así poder estar más tiempo con ellos. Todo parece funcionar de maravilla hasta que la mujer empieza a salir con un atractivo millonario que rompe la estabilidad de la situación.
Simpática comedia familiar que tuvo un enorme éxito gracias, en buena medida, al estupendo trabajo de su protagonista, el recientemente desaparecido Robin Williams. Y es que el papel le permite explotar su lado cómico y sus habilidades para ello dejando algunas escenas muy divertidas. El guión de Singer y Dixon es ingenioso, afilado por momentos, aunque a veces con un contenido sexual a pesar de estar dirigida a toda la familia. Columbus vuelve a demostrar que es uno de los mejores directores del género y sólo se le puede reprochar algunos minutos de más y las escenas menos apropiadas para los peques. Cuenta con un buen reparto ya que a Williams le acompañan la siempre eficiente Sally Field y el galán Pierce Brosnan. Tuvo una secuela y con el tiempo se ha convertido en todo un clásico.
Divertida.
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