viernes, 2 de enero de 2015
Historia de una monja
Película de 1959 dirigida por Fred Zinnemann. Una joven belga hija de un prestigioso médico ingresa en un convento debido a su deseo de ser monja e irse al Congo a ayudar a los más necesitados. Durante los primeros meses debe aprender cómo debe ser una monja desponjándose de sus deseos y posesiones para pensar sólo en Dios y en lo correcto. Cuando la madre superiora la ve suficientemente preparada la manda al país africano, donde irá descubriendo que se siente más como enfermera que como monja.
Adaptación de la exitosa novela homónima de Kathryn Hulme sobre la historia de una joven que desea ser monja. Da a conocer con cierto detalle los sacrificios y forma de vida de unas mujeres que entregan su vida a la oración y a la ayuda a los demás, aunque es imposible que ese modelo se adapte a todas las realidades que deben existir. La película tiene un ritmo pausado que debe coincidir con la forma de vida del convento, salvo las escenas del período africano donde tiene más brío. Zinnemann centra su atención en los sentimientos y pensamientos de la protagonista más que en los acontecimientos que la rodean, de ahí que pueda hacerse largo el tiempo que dedica al convento frente al de las misiones. Esto puede hacer que resulte demasiado lenta para el espectador ya que es la parte del Congo la más interesante, pero todo es importante para entender al personaje y sus actos. No obstante, sí se podía haber aligerado la primera mitad sin restar nada clave y dejar la duración total alrededor de las dos horas. Audrey Hepburn es la protagonista absoluta y hace un trabajo bueno (posiblemente el mejor de su carrera), pero es su compañero Peter Finch con un papel secundario quien más se luce.
Buena aunque innecesariamente larga.
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