Película de 2014 dirigida por Alberto Rodríguez. Dos policías de Madrid llegan a un remoto pueblo de las marismas del Guadalquivir para investigar la desaparición de dos chicas. Pronto encuentran sus cuerpos torturados y comienzan a seguir la pista de un salvaje criminal que va tras chicas jóvenes, descubriendo que ya son cuatro las víctimas.
Rodríguez escribe con Rafael Cobos y dirige esta estupendo thriller, una de las mejores cintas españolas de los últimos años. Tiene una historia con suficiente magnetismo para mantener en tensión al espectador al ir descubriendo que nos acercamos a revelar a un criminal despiadado y salvaje. Pero lo mejor es la habilidad del director para crear la atmósfera e ir presentado y evolucionando los diferentes personajes. La excelente fotografía de Alex Catalán es clave para que las espléndidas localizaciones acaben siendo otro protagonista más, que Rodríguez explota maravillosamente. Los actores están a muy buen nivel y dan credibilidad a la investigación, destacando Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez. Todos estos aspectos engranan bajo la batuta del director para dejarnos una película intensa y profunda. El único defecto son algunos aspectos de la trama que parecen quedar abiertos o no del todo hilvanados.
Buen thriller.
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