Película de 1982 dirigida por Sidney Lumet. Un escritor de teatro que alcanzó el éxito en el pasado sufre un nuevo revés en el estreno de su última obra, siendo ya varios años de declive y temiendo que su carrera está ya acabada. A pesar de que el dinero no es un problema porque su esposa tiene mucho, no se resigna a caer en el olvido. Cuando recibe el borrador de una novela de un alumno suyo y se da cuenta de la calidad que tiene, empieza rápidamente a desear que fuese suya, por lo que planea cómo puede apropiarse de ella.
Lumet lleva a la gran pantalla la exitosa obra de teatro homónima escrita por Ira Levin, escritor especialista en suspense y terror. En esta ocasión combina la intriga y la comedia, dando la trama varios giros para sorprender al espectador. La película es absolutamente teatral, casi parece la obra rodada en directo, siendo uno de sus defectos principales. Algún giro es hábil e interesante, pero hay algún otro absurdo y rebuscado, por lo que puede acabar pareciendo ridícula. Tiene una pareja protagonista atractiva con el gran Michael Caine y el malogrado Christopher Reeve, pese a lo cual, ninguno luce su mejor papel. La película es buen ejemplo de la carrera de este director, irregular y con aciertos y errores.
Floja.
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