Película de 2016 dirigida por Dexter Fletcher. Un joven británico que desde muy pequeño ha soñado con ir a los Juegos Olímpicos ve que la única oportunidad que tendría, dadas sus escasas cualidades para el deporte, sería en los juegos de invierno. Se dedica a esquiar tanto como puede pero tampoco le escoge el comité olímpico. Lo último que se le ocurre es probar con los saltos de esquí, pues no hay ningún deportista británico desde hace años y la barrera de entrada es casi nula, aunque se trata de una disciplina muy difícil.
Divertida y hasta emocionante cinta que se basa en la historia real de Michael Edwards que se preparó en tiempo récord y fue a los juegos olímpicos de Calgary de 1988 para participar en la disciplina de saltos de esquí. Además, ensalza valores como la determinación y la disciplina, además de ser un ejemplo de cómo se pueden conseguir hasta los sueños más difíciles. Fletcher construye un relato muy entretenido gracias a las peculiaridades del protagonista y a su perseverancia para conseguir su meta. Es una pena que tenga un par de escenas cortas con referencias sexuales porque, por lo demás, sería muy recomendable para ver en familia. El personaje principal está interpretado por un excelente Taron Egerton que recrea a la perfección al auténtico Eddie. Le acompaña una estrella consagrada como Hugh Jackman que también está bien. Otro logro de la película es que consigue que el espectador empatice tanto con el protagonista que hasta se emociona con sus logros y sus decepciones.
Buena, divertida y bonita historia real, inspiradora.
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