Película de 2018 dirigida por Rob Marshall. Los dos hermanitos Banks han crecido y ahora es el chico quien vive en la vieja casa familiar. Lamentablemente, su esposa murió recientemente y vive solo con sus tres hijos, aunque la hermana les visita con frecuencia. Para afrontar algunas deudas hipotecó la casa y con el triste suceso del fallecimiento olvidó pagar las mensualidades de forma que el banco le da sólo 5 días para pagar el total del préstamo o apropiará la vivienda. Parece todo perdido cuando vuelve a parecer Mary Poppins para cuidar a los pequeños.
Disney está en una fase de revisar todos sus clásicos para hacer más y más caja aunque, eso sí, cuidando sus producciones con todo detalle. Para hacer la secuela de uno de sus mayores clásicos fichó a un director de solvencia en musicales como Marshall, asegurándose así una elevada calidad artística. No repara en medios y eso se nota en todos los aspectos de la película, tanto técnicos como artísticos. Tiene escenas muy imaginativas, bonitas coreografías, una bella banda sonora, buen repartos... todo para que el resultado global sea una buena y bonita película para disfrutar en familia. No obstante no puede compararse con la original pues introdujo una "magia" desconocida, dejó boquiabiertos a niños y mayores y eso hoy en día es muy complicado. Y las canciones de aquélla son difícilmente alcanzables. Pero si no comparamos, y eso es imposible, disfrutaremos y saldremos satisfechos de la sala. Por último, una reseña a Emily Blunt que consigue dar la talla para tan difícil reto y los niños protagonistas que hacen muy buena labor. Y destacar dos perlas finales con las apariciones dos leyendas como Dick Van Dyke y Angela Lansbury.
Buena.
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