Película de 1940 dirigida por Charles Chaplin. Tras la I Guerra Mundial un dictador fascista toma el poder en el país de Tomania con el propósito de agrandar el país y aniquilar a los ciudadanos que no sean de la raza aria. En ese período, un barbero judío que luchó para su país en la guerra, intenta rehacer su vida tras el trauma sufrido durante la misma.
Tras Tiempos modernos Chaplin vuelve a hacer otra cinta de denuncia, incluso más rotunda y seria (sin dejar de ser una comedia) que la anterior, sobre el nazismo, el racismo y la intolerancia en general. Ideada antes de la II Guerra Mundial, empieza su rodaje en el mes de septiembre de 1939 coincidiendo con la invasión a Polonia, de forma que en su estreno todo el mundo conoce ya las consecuencias del nazismo alemán y su líder. Aunque introduce gags cómicos continuamente, el trasfondo es serio y acaba con un discurso en contra de la intolerancia y maldad del hombre. Chaplin tiene dos papeles, el del dictador nazi y el clásico de Charlot, aunque el perfil cómico sea similar. Es decir, no caricaturiza al dictador de otra manera muy diferente a su papel habitual, como sería de esperar. Fue la primera película hablada de este artista incomparable.
Imprescindible.
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