Película de 2017 dirigida por Dean Devlin. Los países más importantes del mundo se ponen de acuerdo para crear una red de satélites que proteja de catástrofes meteorológicos. Pero al cabo de unos años se empiezan a producir extraños fenómenos que hacen pensar en un mal funcionamiento. Eligen al ingeniero que construyó la red para ir a la estación espacial para arreglarlo pero pronto descubre que se trata de un sabotaje para convertir su invención en un arma destructiva.
Debut de Devlin para la gran pantalla con una historia catastrofista que proporciona muchas posibilidades para explotar los aspectos técnicos para conseguir escenas espectaculares. Y prácticamente se queda en eso porque la trama básica, aunque fantástica, no está mal pero está desarrollada muy superficialmente, con lagunas o simplezas y con los protagonistas muy vacíos y previsibles. Por ello sorprende la participación de dos gigantes de este arte como Ed Harris y Andy García aunque sea en papeles secundarios, siendo el protagonismo para el limitado Gerard Butler. Si el espectador es poco exigente y se deja llevar, es entretenida como sobremesa pero nada más.
Cine palomitero
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