Película de 1940 dirigida por el maestro John Ford. En plena II Guerra Mundial, un carguero recoge dinamita en los EE.UU. para llevarla a Europa y ayudar a los aliados. Los marineros desconocían el motivo del viaje pero una subida de salario les satisface. Pero no tardarán en ver los riesgos que asumen pues, a los temporales habituales, tendrán que pasar por zonas plagadas de submarinos alemanes.
Adaptación de varios relatos cortos del premiado Eugene O'Neill que Ford los une teniendo como protagonistas a los marineros de un humilde barco carguero. El director estaba en una época que se centraba en dramas sociales y, además, se rodó justo antes de la entrada de los americanos en la guerra. Se ve que la producción es humilde pero Ford supera las dificultades con talento y contando con un reparto de lujo. La historia completa es algo irregular pues hay partes mejores que otras, fruto del origen del relato. Por lo tanto, no llega al nivel de sus mejores obras pero aún así tiene muchos méritos. Por ejemplo, la fotografía de Gregg Tolland o el guión de Dudley Nichols que recoge muy bien los distintos estados de los hombres ante situaciones muy duras. Las actuaciones son de un gran nivel y cuenta con estrellas como John Wayne, Thomas Mitchell, War Bond y Barry Fitzgerald.
Buena.
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