Película de 2019 dirigida por Gavin Hood. En el año 2003, una joven que trabaja para una agencia del gobierno británico haciendo escuchas, recibe una nota remitida por la agencia americana NSA en la que se pide la colaboración para espiar a miembros del consejo de seguridad de la ONU de países pequeños para conseguir información útil y obligarles así a que voten a favor de la resolución para atacar a Iraq. La chica se escandaliza tanto que busca la manera de comunicar a sus conciudadanos este intento de amañar una votación tan importante.
Hood plantea el sentido del patriotismo y el deber de cumplir órdenes (o contratos firmados) con este episodio real que ocurrió con motivo de las presiones de los EE.UU. para conseguir una resolución a favor de la invasión de Iraq por parte de las Naciones Unidas. Se trata de una historia muy interesante sobre la controvertida y, finalmente, fallida y vergonzosa operación en ese país y que se recuerda como uno de los episodios manipuladores más evidentes de la historia reciente. Los países que apoyaron a los EE.UU. fueron descubriendo dicha manipulación y se vieron en casos como el narrado en esta película. Aunque le falta algo de tensión en algunos momentos, tiene un estilo que recuerda a algunos grandes ejemplos del cine sobre conspiraciones. Tiene un buen reparto con actores como Keira Knightley, Ralph Fiennes y Matt Smith aunque no están en sus mejores papeles. El guión es algo plano a veces y afecta al resultado final, pero mantiene el interés de todos los espectadores, en especial a aquellos que recuerdan de alguna manera los acontecimientos.
Buena.
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