Película de 2018 dirigida por Francis Lawrence. Una joven rusa debe dejar su carrera como bailarina y empieza en un programa para espías guiada por su tío. Allí le enseñan a usar todas las armas posibles para manipular a su oponente y conseguir lo que quieran de él. Pronto empieza una misión en Budapest donde entra en contacto con un agente americano y piensa en aprovechar varias circunstancias que ocurren a su alrededor para conseguir su propio fin.
Adaptación de la novela homónima de Jason Matthews que se inspira en la Guerra Fría con una historia de espías entre rusos y americanos. La trama gira alrededor de una joven que es reclutada, entrenada y lanzada a una misión, empezando aquí unos giros que no son sencillos de predecir y, a veces, hasta de entender. La historia es sólida y Lawrence la dirige con oficio, teniendo un contenido sexual alto y que la hace no apta para menores. La acción no es parte fundamental sino colateral, pues el centro de gravedad es la intriga del espionaje y contraespionaje. Cuenta con su actriz fetiche, Jennifer Lawrence, que sólo tiene que mostrarse insensible para encajar en el papel y lo hace bien. Gustará a los aficionados al cine de espía si no son muy sensibles aunque no está al nivel de otras cintas del género.
Interesante
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