Película de 1967 dirigida por James Clavell. Un joven de color regresa a Londres para buscar empleo como ingeniero pero sin éxito, por lo que decide aceptar un puesto de director en un instituto de un barrio poco favorecido. Los jóvenes son rebeldes inadaptados que provocan la frustración de sus profesores, pero el joven llega con grandes ideales y buenos propósitos. Pronto se dará cuenta que no funcionan para conectar con los chicos y ayudarles.
Adaptación de la novela homónima autobiográfica de E.R. Braithwaite en la que narra el enfoque que dio a sus clases un joven profesor negro en un instituto de un barrio marginal de Londres en los años 50. Es una historia interesante afectada por el paso del tiempo por un lado pero con situaciones en la actualidad muy similares en cuanto a la falta de motivación y conexión entre alumnos y profesor, por no decir de la falta de un sistema educativo que sea capaz de encauzar la problemática de los niños y jóvenes. Es decir, que tras más de medio siglo se puede ver con resignación cómo un pilar de nuestra sociedad como es la educación sigue sin dar respuesta a muchas necesidades de los jóvenes. Clavell escoge una visión educada y sensible de forma que toca muchos temas pero sin adentrarse en las partes más oscuras de los mismos o mostrarlos explícitamente. Por ello puede quedar algo superficial pero la verdad es que sí tiene bastante contenido. El ritmo de la historia y la evolución de los personajes son buenos, aunque en el montaje abusa un poco de tomas de baile y composiciones de fotos (aunque algunas son bastante buenas). El reparto funciona bien y siempre es un gusto ver a un gran actor que destaca por su enorme elegancia en todos los sentidos como es Sidney Poitier.
Buena
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