lunes, 15 de octubre de 2012
El sueño eterno
Película de 1946 dirigida por el maestro Howard Hawks. Un rico general jubilado contrata a un detective para que investigue el intento de chantaje que está sufriendo por culpa de una de sus dos hijas. El investigador accede pero se ve envuelto enseguida en un caso de asesinato, que se complicará aún más llegando a poner en peligro su propia vida.
Obra maestra, una de las mejores cintas de cine negro de la historia (y de cualquier género), absolutamente redonda en todos sus aspectos. El primero a considerar es el guión de William Faulkner, cuya mejor virtud es respetar en buena medida el excelente libro que adapta, la novela homónima de Raymond Chandler. Con una trama interesantísima aunque complicada, tiene unos diálogos extraordinariamente ingeniosos y unos personajes memorables. Se tiene cuidado de no perder al espectador ante la dificultad de la investigación, por ello se incluyen algunas escenas para recapitular la información (es todo un clásico la anécdota de que el guionista y el director estaban tan perdidos sobre la autoría de la muerte del chófer que se pusieron en contacto con el propio Chandler y éste les confesó que no lo sabía). Otro aspecto clave son las interpretaciones, especialmente la del gran Humphrey Bogart, con un papel que recuerda al de El Halcón Maltés, pero incluso más seguro, soberbio y ácido. Bogart se sale de la pantalla y eclipsa a todo el reparto aunque también están a gran altura, como Lauren Bacall (espléndida e inolvidable pareja). La música de Max Steiner también está a ese nivel y acompaña toda la hipnótica historia con una bella partitura. Y detrás de todo y todos está Hawks, con su sabia batuta consiguiendo que encaje todo perfectamente. Casi el mismo equipo había hecho otra gran película un par de años antes, Tener y no tener, pero consiguieron ir más allá con esta joya.
Imprescindible.
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