sábado, 28 de marzo de 2015

Cazador de forajidos


Película de 1957 dirigida por el maestro Anthony Mann. Un cazarecompensas llega a un pequeño pueblo con el cadáver de un criminal buscado por la ley para cobrar la recompensa. Mientras espera unos días a recoger el dinero conoce al joven sheriff, un buen chico pero inexperto y orgulloso, y teme que esa combinación sea fatal. Decide ayudarle enseñándole un poco el uso del arma y el comportamiento en general de un agente de la ley. Mientras, el resto de vecinos no ve bien esa asociación y se plantea incluso cambiar de sheriff. Pero se produce un asesinato que cambia la situación.
Uno de los maestros del Western responsable de varios de los grandes títulos del género dirige esta película no muy conocida sobre un experimentado cazarecompensas y un idealista sheriff que enfrentan sus formas de hacer las cosas cuando tienen que capturar a unos asesinos. Tiene un buen guión de Dudley Nichols que desarrolla hábilmente una interesante historia basada en dos buenos personajes. Uno de ellos está interpretado por el gran Henry Fonda y el otro por un joven Anthony Perkins unos años de ser lanzado por la famosa Psicosis. El primero luce su genialidad especialmente con las miradas que Mann aprovecha perfectamente porque es capaz de transmitir mucho al espectador con ellas. Es una cinta de bastante calidad y entretenida sobre la integridad y el aprendizaje.
Buena película del oeste.

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