Película de 2010 dirigida por Doug Liman. Tras el fatídico 11-S, una agente de la CIA estudia con su equipo la posibilidad de que Iraq esté construyendo armas de destrucción masiva. También se tienen sospechas de que estén comprando Uranio de un país africano por lo que mandan a su esposo, antiguo embajador de un país del continente, a investigarlo. Todo apunta a que no es cierto, pero se encuentran con sorpresa que el presidente anuncia unas supuestas pruebas que lo confirman.
Liman lleva a la gran pantalla el supuesto amaño de pruebas que utilizaron los americanos para justificar la invasión de Iraq. Se basa en la autobiografía de Valerie Plame cuya identidad como agente secreto fue desvelada públicamente por un periodista en 2003. Ello conllevó una investigación que culminó con la condena del jefe de personal del vicepresidente Dick Cheney. Se trata de un thriller político con una trama de calado pero que no se desarrolla con tanta profundidad e intensidad como debiera, quedando en un entretenido pasatiempo que deja la sensación de haber podido ser mucho más. Cuenta con una pareja protagonista de cierta garantía como Sean Penn y Naomi Watts en la que cumplen pero tampoco brillan. Liman no parece encontrar el tono ni perspectiva más apropiados a pesar de tener una historia muy buena entre manos.
Entretenida historia real.
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