Película de 2014 dirigida por Russell Crowe. Varios años después de terminar la I Guerra Mundial, un granjero australiano decide ir a Turquía para recuperar los cuerpos de sus tres hijos que cayeron en la batalla de Gallipolli. Aunque la tarea parece imposible, gracias a su especial sensibilidad (que suele utilizar para buscar agua en el subsuelo) y a la ayuda de los militares británicos, encuentra una fosa con restos de sus hijos. Pero sólo hay de dos de ellos.
Crowe debuta tras las cámaras con esta adaptación de la novela homónima de Andrew Anastasios, quien también coescribe el guión. La historia principal se inspira en un episodio real que despierta interés en el espectador y se trata bien, con bastante sensibilidad. Pero rodea la misma con otras tramas muy tópicas, predecibles y sensibleras, lo que hacen que el conjunto no sea muy bueno. También parece que Crowe como director quiere ensalzar aún más a su protagonista, Crowe actor, lo que no deja buenas sensaciones. Y es una pena porque el argumento de base podía haber dado para algo mucho mejor pues se ha quedado en un entretenimiento muy comercial y superficial.
Regular.
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