Película de 1988 dirigida por Buddy Van Horn. El detective Callahan salta a la fama tras llevar a juicio a un temible mafioso, pero eso lo pone en el punto de mira de sus asesinos. Mientras tanto, empieza a investigar la muerte de un famoso cantante que no parece tener nada en especial hasta que parece tener relación con una lista confeccionada por el director de la película que rodaba en la que se incluyen nombres de personas que están muriendo. Y lo peor es que él mismo está en ella.
Última entrega de la saga sobre el detective/pistolero Harry Callahan que lanzó definitivamente a su protagonista a la fama, el gran Clint Eastwood. Parte de una trama interesante pero Van Horn se muestra más interesado en la acción del protagonista, propiciando ocasiones para que saque su famoso revólver, que en desarrollar la intriga. Esa acción junto a la corta duración de la cinta hacen que sea entretenida y hasta haga las delicias a los aficionados a la saga. No obstante sí deja una sensación de haber podido ser mucho más y mejor si se le hubiera dedicado más atención a la propia investigación del caso. Tiene como secundario a Liam Neeson y, en un pequeño papel, a un joven que aparece en los créditos como James Carrey que luego cambiaría su nombre por Jim.
Entretenida.
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