viernes, 12 de mayo de 2017

El maquinista de la General


Obra maestra de 1926 dirigida por Buster Keaton y Clyde Bruckam. Tras estallar la Guerra de Secesión en los EE.UU. un maquinista de tren corre a alistarse pero no es admitido porque piensan que será más útil conduciendo trenes que como soldado. Esto provoca que su la familia de su amada piense que es un cobarde y le rechacen, lo cual lo hunde en la tristeza. Poco después mientras sigue con su trabajo, unos espías del Norte roban su locomotora y, sin pensarlo dos veces, él va tras ellos para recuperarla sin darse cuenta que se mete en territorio enemigo.
Keaton, considerado uno de los mayores genios del cine mudo (y de toda la historia de este arte en general), coescribe, dirige y protagoniza la que es su obra cumbre. Demuestra sus enormes condiciones atléticas en una sucesión de divertidos gags, muchos de los cuales son conocidos por todos, pero siguiendo una línea argumental clara y muy interesante. La historia es buena y está bien desarrollada, una trama de aventuras y espionaje en medio de la Guerra de Secesión, en la que incorpora muchas situaciones cómicas. Sorprenden muchas escenas por su calidad, especialmente en el montaje y planificación, además de su complejidad y hasta riesgo que hay implícito. Keaton demuestra su capacidad atlética y de coordinación, con una habilidad que da miedo en muchas situaciones. Hoy en día se puede ver incluso con niños que rechazan inicialmente ver una cinta en blanco y negro, y peor sin voces, pues enseguida se enganchan y pasan un buen rato. En muchos aspectos es muy moderna y supuso un modelo a seguir.
Clásico imprescindible.

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