Película de 2012 dirigida por Jonathan Liebesman. Una década después de su gran hazaña, Perseo intenta vivir en paz con su hijo. Pero su padre, Zeus, le adelanta que está a punto de librarse una gran batalla que puede acabar con el mundo, pues su padre, Kronos, con sus Titanes va a liquidar a los Dioses y a los hombres. Aunque quiere quedarse al margen, se verá obligado a luchar tras descubrir que Kronos ha matado o secuestrado a sus propios hijos Zeus, Poseidón y Hades.
Tras el éxito comercial de la primera entrega de esta saga, sus productores enseguida pusieron en marcha la continuación de las aventuras de estos seres mitológicos. La fórmula es la misma, dar vida a éstos con ayuda de espectaculares efectos especiales en medio de una trama de batallas épicas para entretener al espectador. El espectador que busque ese espectáculo lo encontrará, mientras el que espera algo con argumento y consistencia acabará decepcionado. Por lo tanto, sólo es recomendable para el aficionado a la acción y este tipo de leyendas. Llama la atención el reparto pues cuenta con actores de la talla de Ralph Fiennes y Liam Neeson, y con Sam Worthington, Rosamund Pike, etc. Es una pena que no se pensara crear una historia más interesante y sólida para que el espectáculo no fuera sólo pirotécnico, pero tiene su público.
Floja, sólo para los aficionados.
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