Película de 2017 dirigida por Zach Braff. Tres ancianos se ven en graves apuros económicos cuando su empresa anuncia que dejará de pagar sus pensiones porque se va del país. Cada uno tiene sus propios problemas pero cuando a uno se le ocurre atracar un banco para solucionarlos, los otros se van convenciendo poco a poco. Pero descubrirán que convertirse en ladrón no es tan fácil y necesitarán ayuda.
Remake de la cinta homónima de Martin Brest de finales de los 70 en la que tres jubilados deciden atracar un banco. Parte de la situación más o menos dramática de sus protagonistas para tomar una perspectiva cómica del disparate que planean hacer. Es divertida y muy entretenida, cayendo algunas veces en almibaradas buenas intenciones y hasta momentos predecibles, pero dejando buenas sensaciones al final. Sin duda que una de las claves es su enorme trío protagonista, con los veteranos Michael Caine, Alan Arkin y Morgan Freeman, que no tienen que lucirse para dar muestra de su talento o atractivo en la pantalla. Es un placer verlos en cualquier película y más aún juntos, siendo un lujo para una comedia de este tipo. Seguramente Braff podía haber aprovechado la ocasión para dejar algo más memorable pero consigue su objetivo de hacer una cinta poco ambiciosa pero muy entretenida.
Divertida
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