Película de 1975 dirigida por Jim Sharman. Una joven pareja regresa en coche de una boda de unos amigos cuando sufren una avería en medio de una tormenta. Se dirigen a un castillo cercano para poder llamar y pedir ayuda, sin imaginar lo que sucede allí. Parece que se celebra una fiesta y hay todo tipo de personas extrañas, pero deciden quedarse pues el el único refugio de los alrededores.
Película de culto con gran éxito que incluso tiene hoy en día su legión de seguidores y se mantiene por todo el mundo en numerosos teatros. Es una cinta que fue valiente, muy trasgresora y que impactó entre el gran público, teniendo algunas canciones pegadizas y buenos momentos musicales. Pero, por lo demás, es mediocre por no decir mala. Prácticamente no hay trama, sólo una idea que se explota a lo largo de todo el metraje. La realización en general es muy simplona e incluso pobre por momentos, cabiendo destacar el entusiasmo de algunos de sus protagonistas como Tim Curry o Susan Sarandon. Han pasado más de cuarenta años y la evolución de la sociedad ha sido enorme, haciendo que hoy en día no sea tan llamativa como antes, aunque sigue causando su impacto. Por ello para un espectador que la vea por primera vez le parecerá muy rara y, posiblemente, pesada.
Floja aunque de gran impacto en su momento.
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