Película de 2016 dirigida por Barry Jenkins. Un niño sufre acoso escolar y debe estar continuamente huyendo de algunos compañeros que la tienen tomada con él. Vive en un suburbio con su madre, que es drogadicta y eso hace que no le cuide tampoco como debe y se merece. Su entorno va marcando su vida durante años con la única buena presencia de un camello y su esposa que sí le aprecian de verdad.
Drama espartano que conmueve y sabe llegar al alma del espectador con la historia de un chico al que se acompaña durante unas dos décadas. El niño es de color, vive en un suburbio de una gran ciudad con su madre drogadicta, sufre acoso escolar y más cosas que le hacen sufrir. Tiene una vida muy dura y Jenkins la cuenta y muestra de forma muy directa y sencilla, haciendo que las imágenes y el sonido (muchas veces el silencio) lo transmitan todo. Y ésa es la clave de su éxito, no pretender adornarla ni exagerarla en ningún sentido, se muestra cruda pero sensiblemente, con un hábil sentido del tiempo conforme salta en él. Hace que las emociones fluyan en el espectador con una enorme dosis de realidad. Ayudan las estupendas interpretaciones de todo el equipo, destacando Naomie Harris en el papel de la madre.
Muy buena.
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