Película de 2007 dirigida por Edgar Wright. Un apasionado sargento de policía lo mandan de Londres a un idílico pueblo para que aprenda a tomarse las cosas con calma. Pero es incapaz de tomarse un respiro y está buscando delitos constantemente. Tras un par de aparentes accidentes mortales empieza a sospechar que hay una trama criminal tras ellos para aprovecharse de una información privilegiada con la que poder ganar mucho dinero.
Tres años después de Zombies party, Wright vuelve a aliarse con Simon Pegg para escribir y, respectivamente, dirigir y protagonizar otra cinta que parodia un género de cine, en este caso, el de acción policíaco. Utilizan el mismo estilo, el más puro humor británico, para reírse con clase de esas películas imposibles de acción a la vez que critica el estilo de vida de su país. Nada tiene que ver con las parodias tontas americanas llenas de escenas estúpidas a cual más ridícula, sino que tiene una trama hilvanada y exageran tanto las costumbres inglesas como la reacción policial, mostrando así su enorme capacidad para reírse de todos empezando por ellos mismos. Junto a Pegg está otro colaborador habitual, Nick Frost, y cuentan secundarios famosos como Jim Broadbent, Timothy Dalton, Bill Nighy, Martin Freeman...
Divertida parodia.
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